jueves, 8 de noviembre de 2012

Misogino

El era tan monstruoso que planeaba de quien enamorarse; miraba a todas las mujeres con cero deseo y múltiples necesidades, los traumas de un desapego radical con sus utopías impedían que pudiera ver con claridad al mundo en el que se involucraba, no añoraba el amor por que fuera un romántico, lo necesitaba para fundamentar su vida, no deseaba amar por el amor; solo deseaba amar por que algo en este mundo se mostrara afable con su personalidad ingenua y le permitiese creer que sus utopías eran factibles (pobre inbecil).

Miraba ansioso muestras de aquella en el desinterés y en una esperanza altruista hacia los demás  y era respondido con la desidia total de aquellos que de la vida solo ven competición y victoria. Era tan poco valorable que se necesitaba probar que podía destacar en algo cuando no era capaz de resonar en nada ni en nadie, carente de atractivo y pasión, se fue apagando hasta que su vida se consumiera. Miraba novelas y odiaba a los amantes con sincera envidia y deseaba con ansias que su elección deparara en respuestas afirmativas y tras lo cual denotaba que en la planificación no había pasión mas que la del dolor del rechazo, el poder sufrir el desprecio lo alimentaba, lo hacia sentir vivo en un su ansia de auto-afirmación.  La conoció a ella y su alma entregada murió junto con su vida enajenada y odio a las mujeres como odian todos aquellos que caen brevemente en la genialidad de la desesperanza.

(No pudo ser lo suficientemente bestia para ellas)
En el amor me pudro como si una infección me deviniera en ángel cuando mi naturaleza es de bestia; infinitamente incapaz de destrozar una vida al no hacerlo destrozando muchas