miércoles, 11 de septiembre de 2013

Literata

La angustia a la cual aspiro se origina en la necesidad de conocer un poco de aquello que se ha desvanecido en mi reciente experiencia, y dicha angustia se origina en la ausencia del desprecio que enfocado sobre ti se yergue para poder manifestar su irónica potencia trágica.


No hay mayor tragedia padecida que la tragedia originada en el carecimiento de mi nombre en tu conciencia, manifestado como elemento constitutivo de mi propia auto afirmación y así mismo auto conocimiento; y para esto el género poético carece de total potencia explicativa pues no tengo intención de cautivarte sino de demandarte una mirada evasiva consiente de que mi presencia asumió un nuevo significado y rompiendo el vacío originado en tu inconsciencia de mi padecimiento. No es pues un deseo reciproco ni siquiera la más mínima demanda de amor o muestra de afecto, todo ello resulta insulso, pues obteniendo aquello anhelado solo quebraría mi ansia salvaje de tu desprecio que protagoniza la pesada agonía de la insignificancia frente a la infinitud conceptualizada en tu mirada evasiva. Dulce agonía que me reclamo y que me lleva a una práctica absurda pero picara en tanto alivia mi trágico deseo. Tan solo el monologo manifestado es nuestro gran dialogo y donde toda identidad queda obsoleta y se funde para dar paso a lo escrito acá, tu desprecio (dama de literatura) será el fruto de mi ruego y en dicho instante será suprimido mi suplicio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario